Ubicada en la parroquia de Salinas, en la provincia de Bolívar, es uno de los proyectos más emblemáticos de desarrollo comunitario en Ecuador. Esta iniciativa nació en los años 70 como parte de un esfuerzo colectivo por mejorar las condiciones de vida en una de las zonas rurales más empobrecidas del país. Al igual que la fábrica de chocolates, la quesera es el resultado del trabajo en equipo, la visión a largo plazo y el compromiso con el desarrollo sostenible.
El Contexto
En los años 70, Salinas era una parroquia con escasos recursos económicos. La sal, su principal fuente de ingresos, ya no era suficiente para mantener a sus habitantes, y la pobreza extrema afectaba gravemente a la comunidad. Fue en este escenario que apareció el sacerdote salesiano italiano Antonio Polo, quien decidió ayudar a la comunidad a encontrar nuevas formas de generar ingresos de manera sostenible y colaborativa.
El Inicio del Proyecto de Quesos
El padre Polo, junto con miembros de la comunidad, identificó la producción de lácteos como una alternativa viable. La región contaba con pastizales ideales para la crianza de ganado, pero no se aprovechaban de manera eficiente. Así comenzó el sueño de producir quesos de alta calidad que pudieran competir en el mercado local e internacional.
Con la ayuda de cooperativas extranjeras, expertos en producción láctea llegaron a Salinas para enseñar a la comunidad las técnicas necesarias para elaborar quesos de estilo europeo. A través de talleres y capacitaciones, los habitantes aprendieron todo sobre la producción, desde el cuidado del ganado hasta el proceso de maduración de los quesos.
En 1979, se fundó oficialmente la Quesera El Salinerito, y desde entonces, se ha convertido en uno de los mayores ejemplos de éxito de la economía solidaria en Ecuador.
El Modelo Cooperativo
La quesera opera bajo un modelo cooperativo que ha sido clave para su éxito y sostenibilidad a largo plazo. Los pequeños ganaderos de la zona, muchos de ellos dueños de pocas vacas, venden la leche a la cooperativa a precios justos. La producción y las ganancias de la quesera no solo benefician a sus empleados, sino a toda la comunidad. Los excedentes se reinvierten en proyectos comunitarios, infraestructura y servicios esenciales como educación y salud.
Este modelo ha permitido que la economía de Salinas florezca, atrayendo atención tanto a nivel nacional como internacional. La marca El Salinerito se ha convertido en sinónimo de productos de calidad que promueven el comercio justo y el respeto por el medio ambiente.
La Calidad de los Quesos
El éxito de la quesera también se debe a la calidad de sus productos. La combinación de técnicas europeas con la riqueza de la leche ecuatoriana ha resultado en quesos de sabores únicos y de gran reconocimiento. Entre los productos más destacados de El Salinerito se encuentran quesos tipo suizo, mozzarella, andino y parmesano, entre otros. Cada uno de ellos se elabora siguiendo estrictos estándares de calidad y con procesos artesanales que mantienen la esencia tradicional del lugar.
Con el paso de los años, los quesos de El Salinerito han ganado numerosos premios y se exportan a diferentes países, donde son valorados por su autenticidad y sabor.
El Impacto en la Comunidad
La quesera ha transformado la vida de cientos de familias en Salinas. No solo ha proporcionado ingresos estables y empleo, sino que también ha fortalecido el tejido social de la comunidad. Además, ha fomentado una mayor conciencia sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos.
A lo largo de los años, la Quesera El Salinerito ha demostrado que es posible crear productos de alta calidad sin perder de vista los principios de solidaridad, sostenibilidad y justicia social. Hoy en día, sigue siendo un modelo a seguir para otras comunidades rurales que buscan mejorar sus condiciones de vida a través de la organización cooperativa y la innovación productiva.
El Futuro de El Salinerito
El futuro de la quesera luce prometedor. Con una sólida base comunitaria y un creciente reconocimiento a nivel internacional, El Salinerito sigue explorando nuevas formas de innovar y mejorar. Además de los quesos, la cooperativa ha diversificado su producción a otros productos lácteos como yogures, mantequilla y dulces, siempre con el objetivo de ofrecer alimentos sanos, naturales y responsables.
La Quesera El Salinerito no solo es un ejemplo de éxito empresarial, sino una inspiración para quienes creen en la capacidad de las comunidades rurales de transformar su destino a través del esfuerzo compartido, la solidaridad y la visión de un futuro mejor.